¿Es mi pareja la persona adecuada para mi?
Cuando nos cruzamos con alguien que nos atrae, suele ser por razones ajenas a nuestra voluntad. Nuestro subconsciente “animal” responde a estímulos que tienen que ver con la supuesta capacidad reproductiva de la otra persona (aspecto físico), con su aptitud para la supervivencia (inteligencia, habilidad manual) o, simplemente, a la química: se supone que los humanos también desprendemos feromonas, que son moléculas que emiten los animales con el fin de enviar mensajes a otros miembros de su misma especie (demarcación de territorios, identificación grupal y, sobre todo, indicaciones sexuales de predisposición o rechazo).
Tras esta fase de atracción podemos pasar al enamoramiento, en el que nos encontramos eufóricos cuando las cosas nos parece que van bien y con depresión o irritabilidad desmedida en el caso contrario.
Pasado un tiempo, el enamoramiento deja paso al apego. Estar con nuestra pareja nos produce calma y estabilidad, su presencia pasa a ser una costumbre y nos da seguridad.
Pero es en esta nueva fase donde, al desaparecer la “ceguera inicial”, las diferencias de carácter que tanto nos atrajeron al principio se van convirtiendo ahora en dificultades para la convivencia, en roces y heridas.
Recordamos con nostalgia el enamoramiento loco y la euforia inicial, cuando nuestra comunicación era fluida y cada uno sabía lo que el otro sentía y pensaba, lo que el otro “vivía”. Ahora, nuestra comunicación se reduce a una puesta en común para solucionar juntos los problemas del día a día: los problemas que no tendríamos si hubiésemos seguido viviendo separados.
Hemos alcanzado la fase de la rutina, en la que puede aparecer la indiferencia o la desilusión.
Es en esos momentos cuando nos puede surgir la pregunta:
¿Es mi pareja la persona adecuada para mí?
Para responderla, podríamos usar un software comercial que nos permite calcular la compatibilidad amorosa entre dos personas, si pensáramos que la respuesta que nos dé nos va a ayudar.
O, por el contrario, podemos replantearnos la pregunta: ¿Cómo puedo saber si estoy con la persona adecuada para mí?
Como vemos, tanto en la fase de atracción como en el enamoramiento “romántico” no hemos tenido que hacer nada. Ha sido una experiencia pasiva: nuestro subconsciente y nuestro cuerpo han actuado y no nos ha costado ningún esfuerzo conseguirlo.
Sin embargo, es en la fase del apego (y en las posteriores) cuando voy a poder evaluar el esfuerzo que yo he hecho para aprender a amar a la persona de la que me enamoré.
Es el momento de saber si le pongo condiciones para amarle, en función de lo que me parece que me ama a mí, o de si ya he descubierto la felicidad que da el saber que amar es una decisión, que amar es un acto consciente de mi voluntad por el que yo decido que quiero tu felicidad por encima de mis posibles sentimientos negativos de este momento.
¿Qué tipo de pensamientos me repito una y otra vez?
Tal vez me centro en las dificultades que nos provoca lo diferentes que somos, convenciéndome de que las cualidades que me enamoraron de ti se han convertido ahora en barreras para nuestra relación, en defectos “insoportables”.
O me esfuerzo en ver la riqueza de nuestras diferencias, a pesar de las tensiones que evidentemente nos provocan, pero apreciando el gran potencial que tenemos como pareja al sumar y complementar las cualidades de ambos.
¿Reflexiono sobre lo que sería de nuestra relación si, a mi sentido del orden, la eficacia y la previsión (con los enfados que suelen llevar asociados) no estuviesen dulcificados por su paciencia y su flexibilidad? ¿O si a mi búsqueda permanente de paz en nuestra relación, o a mi indiferencia hacia muchas cuestiones de los dos, no se sumasen tu energía y tu dinamismo para que avancen nuestros asuntos?
¿Soy de los que construyo con mis pensamientos y mis actitudes posteriores, o soy de los que destruyo?
Por tanto, podríamos cambiar la pregunta por otra más correcta, que sería:
¿Soy la persona adecuada para mi pareja?
Pregunta para el diálogo :
¿Qué cualidad me enamoró más de ti? ¿Cómo nos afecta negativamente esa “cualidad” ahora? ¿Cómo nos afecta positivamente? ¿Cómo me siento ante esto?