Perder para ganar (2ª parte)

  

 

Debido al equilibrio aparente en el que intentamos acomodarnos, nuestro matrimonio puede convertirse en una relación de dependencia del otro en cada uno de los aspectos en que nos “sometemos” a su criterio.

 

Ya se encargará nuestra pareja de resolver nuestras limitaciones: esperamos que el otro sea conciliador si nuestra relación está tensa, que castigue a nuestros hijos si se portan mal, que controle los ingresos y los gastos, que organice el fin de semana o las vacaciones, que tome la iniciativa en nuestras relaciones sexuales, etc.

 

A través del diálogo frecuente sobre las cosas sencillas del día a día, nuestra pareja nos ayudará a hacernos conscientes de cualidades que no nos queremos reconocer por pura inseguridad o porque son incipientes, y su mirada amorosa (e incluso idealista) nos ayudará a desarrollarlas y aceptarlas como posibles.

 

A la vez, iremos descubriendo nuestras carencias y poniéndonos opciones de cambio. Y además lo haremos con el conocimiento de nuestro cónyuge, lo cual es muy importante porque, con nuestra nueva actitud, podemos crear un cierto desequilibrio en la comodidad de nuestra relación y, como se tratará de pequeñísimos pasos, nos podemos encontrar con un lógico “Quita, que ya lo hago yo” (o un “bufido” o una burla, en los peores casos) que acabe de un plumazo con nuestras intenciones de crecimiento. O se pueden crear tensiones que acaben en una discusión.

 

Al estar “informado”, a nuestro cónyuge le resultará más fácil ayudarnos (lo que no garantiza que siempre lo consiga). Perderá protagonismo e independencia en “sus cosas”, pero ganaremos los dos en cercanía y felicidad. Nuestra relación perderá, a veces, estabilidad; pero ganaremos ambos en admiración por el otro, en ilusión y entusiasmo por la relación.

 

A medida que pase el tiempo, nos daremos cuenta de que nuestra relación de pareja es un espacio donde ambos ganamos y nos ayudamos mutuamente a crecer en lo personal; y no es solo un territorio donde resolver juntos los problemas que vayan surgiendo y la “intendencia” del día a día, que también.

 

Podemos ser unas personas más valiosas, completas y equilibradas; formando parte de un matrimonio sólido y feliz que contagie entusiasmo a los demás.

 

¿No vale la pena arriesgarse?

 

pareja en la cima de la montaña

 

(Post-EM / Valencia)

 

6 respuestas a Perder para ganar (2ª parte)

  • RdP dice:

    Gracias, «broders». Nos encanta el cariño con el que haceis el comentario, nos encanta vuestra entrega en EMM y, sobre todo, nos encanta la idea de la «asesoría». Si vais juntos, ¿quién os podrá parar?.
    Un abrazo muy grande.
    Jose Luis y Carmina

  • Carlos y Paty Gomez dice:

    Su espacio, es hermoso, formativo y motivador, estamos iniciando un asesoria para matrimonios y todo el material es bueno y reflexivo. Hemos estado en EMM por 19 años y reclutamos en cada FDS, pues sabemos que llevar la Buena Nueva del FDS, nos hace ser misioneros y esto nos entusiasma y renueva nuestra relacion.. gracias por dedicar su tiempo, cariño y poner los dones de la inteligencia a traves de estos medios tecnologicos para evangelizar.. Dios los bendiga

  • RdP dice:

    Gracias por el comentario, amiga. Un abrazo grandote desde España.

  • RdP dice:

    Hola, Marta.
    Sí, pero ojo a los «cambios». Han de ser poco a poco, «avisando» y, si es posible, a la vez ambos.
    Un beso,

  • DELIA GIORDANO de DE FELIPPO dice:

    Estas reflexiones me parecen una acierto de Encuentro Matrimonial, poniendo la web al servicio de nuestro matrimonio.

    COMOEL NOS AMA

  • Marta Luz dice:

    qué interesante! no lo había pensado, pero es verdad lo de la comodidad y los territorios de cada uno… muy interesante!